Los tesoros del indio
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Te miro bailar bajo la lluvia, tú crees que no me doy cuenta
pero te veo hacer tu magia, dar vueltas bajo el agua, observo cómo brilla tu
larga cabellera negra bajo ella, cómo salpica a todo tu alrededor, cómo hace un
torbellino de gotitas. Guardaré este día de lluvia para siempre dentro, lo
guardaré entre las pieles junto a la pluma que adornó tu pelo el día que nos
unimos, el día que supe que me ataba para siempre a un animal salvaje y libre,
a un ser natural que no podía ser mío nunca.
Toco el tambor para ti, para que su sonido retumbe en tu
pecho como no lo podré hacer yo nunca, quizá en este tiempo se me permita estar
a tu lado pero no puedes prometerme la eternidad, no era a mí a quien
esperabas, lo veo en tus ojos azabache de yegua. Podría prometerte el sol, las
estrellas y la luna, esa luna a la que le cantas, a la que dedicas tu voz, tu
pecho y tu vientre. Podría prometerte todos los días de lluvia que quisieras,
para que te pasases la eternidad bailando si así lo desearas. Pero no serviría
de nada, eres un alma nómada, tienes aún muchos tiempos que recorrer, muchos
corazones que enamorar, muchos que remendar y reconfortar.
Debo conformarme con estar a tu lado, con amarte junto al
río, con penetrarte y mojarme de tu magia, debo conformarme con mirarte tras un
árbol mientras te bañas desnuda en el lago cuando la sangre recorre tus
piernas. Debo conformarme con ver cómo el rojo tiñe el agua deseando meterme en
ella y que me tintases con tu fluido, para pertenecerte así, para que nunca nos
separásemos, para que la sangre nos uniese en la eternidad. Quisiera estar
contigo en esta y mil vidas, ser el hijo al que meces y amamantas con tu pecho
que huele a hogar, ser el padre al que abrazas con el amor inocente que desprenden
tus brazos de niña, quiero ser el hermano con el que compartes juegos y peleas,
tirarte de la trenza y que tú me devuelvas un bocado que me haga llorar. Tengo
un día de lluvia guardado en el corazón para cuando te vayas, para cuando tu
pelo ya no se moje más ante mis ojos, tengo tu pluma para recordar cómo
decoraba el pelo el día que supe debía conformarme con amarte porque nunca
serías mía, porque nunca me prometerías amor eterno.
Tengo un beso tímido guardado para tu mejilla, un beso en el
que notarías mi pesar, en el que descubrirías mi tristeza india linda, en el
que notarías que te observo, en el que descubrirías que cuando cazo pienso en
ti, que cuando bailo pienso en ti, que cuando toco el tambor lo hago para que
me sientas vibrar como no puedes hacerlo de otra manera.
Pero es que te amo tanto india salvaje que no puedo darte
ese beso, no quiero que tu mejilla quede impregnada de este sentimiento y dudes
al irte, no quiero hacerte vacilar ni un paso. Tienes que viajar por los
tiempos, me lo dijo el oso, me lo dijo el roble, me lo dijo el humo, me lo
dijeron los halcones, me lo dijo el murmullo del agua, ese que saboreó en tu
sangre el destino de tu alma, me dijo que tu sangre sabe a magia, a hembra, a
poder femenino, me dijo que sabía a luna y a lágrimas, que sabía a recuerdos y
despedidas. Busca yegua, galopa por los siglos, galopa siempre, no dejes que
los besos te aten, no dejes que el dolor te detenga. Tienes obsidianas en los
ojos, son tan atractivos, tan misteriosos…
Tengo una luna entre pieles, tengo tu baile bajo la lluvia,
el reguero de la sangre entre tus muslos, tu olor pegado a mi cuerpo, tengo tus
plumas de pajarillo, un mechón de tu crin, el sabor de tu piel en la lengua, la
vibración de tus besos en los labios… Tengo el sonido del tambor que tanto te
gusta escuchar, tengo tu sombra danzarina que juega alrededor de la hoguera.
Perdona por quitártela, perdona por agarrarme a mis pequeñas y maravillosas
posesiones, perdóname, te quité esas cosas por no robarte ni una chispa de luz.
El búfalo me dijo lo que eras, el águila me chilló quién eras, el caimán me
susurró lo que tu alma es.
Me conformaré con estar contigo en esta corta vida, espero
que en las que me queden pueda recordar que conseguí no robar nada de tu magia
al mundo a pesar de lo cerca que te tuve. A pesar de lo sencillo que hubiese
sido darte ese beso en la mejilla mientras te hacía el amor.
Tengo un baile bajo la lluvia, un tambor y una pluma. Tengo una
sombra danzarina, te tengo al lado pero no te tengo…
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