La casa
“Mamá, tengo miedo” era la hora de dormir, pero ella no
podía. A qué tienes miedo mi niña, esos monstruos que imaginas no existen, ese
mundo oculto sólo está en tu imaginación “No puedo mamá, algo me dice que sí
existe, que las brujas están aquí rondándome cerca”. La madre se dio cuenta de
que por mucho que la hubiese alejado de aquello, en un intento de protegerla
hasta que fuese mayor, no podía alejarla de su propio saber, no podía alejarla de su esencia. Esa noche
decidió contarle sus secretos, dejar de sobreprotegerla, estaba siendo
contraproducente…
MI niña, cuando estés en esta casa no debes tener miedo,
nada debe asustarte y es que… ¿Quieres que te cuente un secreto? Esta casa es
mágica. Cuando tus abuelos llegaron a este lugar no había más que tierra y
almendros, esta fue la primera casa que se construyó en esta zona. Al
principio, como todas las casas, era ladrillo y cemento, nada especial. Pero
entonces entramos a vivir en ella, en esta casa yo crecí, crecí rodeada de
gente especial, personas mágicas que se reunían en el sótano a meditar, a
descubrir juntos la magia. Ese sótano está impregnado de mantras, de cirios
poderosos, de incienso y cuarzos. Esa magia fue extendiéndose por los muros,
por las escaleras, porque la energía no puede retenerse, la energía crece y
crece. De eso hace mucho tiempo pero esta casa ya nunca perderá su poder
mientras nosotras lo mantengamos. Esta casa ya es un ser, es un ente que tiene
vida. Esta casa ha sido sanación en tiempos de cáncer, ha sido luminosa en tiempos
de juegos infantiles, esta casa te cobija siempre que estes triste, esta casa
ha sido mi mundo cuando yo sentía que no pertenecía al mundo. Esta casa se ha
roto cuando nosotras estábamos rotas, en sus paredes los cuarzos creaban
arcoíris las mañanas de domingo, en su suelo las huellas de los pies descalzos
han quedado tatuadas. Esta casa es mágica y puede decirlo todo aquel que la
pisa, transmite libertad, paz, en esta casa te da sueño y te invita a quitarte
la ropa, a fundirte con la tierra, con el agua. Esta casa abraza a todo aquel
que llega perdido, todos aquí tienen una misión, hasta los animales que la
habitan. Siempre hay un gato en la ventana, y algún perro guardián en la
puerta. Esta casa es magia porque sabe quedarse con un trocito de la que la
pisan. Esta casa está impregnada de sexo, de los gemidos y el placer de los que
han tenido un orgasmo en ella, de ese poder único que es el amor.
No temas mi niña, esta casa es nuestra burbuja, es un lugar
donde todo es posible. Cuando era niña vi un duende, un duende saltarín en esta
misma habitación que hoy es tuya. Porque esta casa es refugio de seres ocultos,
de hadas y elfos, porque esta casa cree en ellos, porque todos los que vivimos
aquí creemos en ellos. Y sí cariño, existe ese mundo oculto que te asusta
precisamente porque ahora te parece oculto, pero no debes temerlo, formas parte
de él, eres mágica como todos los que entran aquí. Algún día esta casa será
tuya, de tu hermana, y no tengo que pediros que mantengáis su magia porque sé
que lo haréis, porque ya pertenecéis a ella, ya la sentís abrazándoos,
protegiéndoos, ya formáis parte de sus paredes.
No temas, esta casa guarda secretos, esta casa comprende y
cuida. Esta casa no es casa, es hogar, es hogar de los desamparados, de los que
tienen miedo, de los que sufren, de los que sueñan, es hogar de los heridos, de
los enfermos, de los perseguidos, de los juzgados, es hogar del que no
encuentra su mundo. Es un remanso de paz dentro de la tormenta. Muestra a las
personas sus deseos, cómo quieren sentirse el resto de sus vidas y las inflama
de fuerza para luchar por ello.
Cierra los ojos, siéntela, ¿Acaso no la ves sonreír mientras
te cuento esto? Está orgullosa de mí, como la Nana que cuida de ti toda la vida
y te ve convertida en una mujer, una mujer que tiene el valor de contarle a sus
hijas sus secretos. Cierra los ojos, esta casa era mía pero ahora es nuestra,
ya no soy la bruja solitaria que la habita, ahora tú la habitas conmigo, porque
te lo noto en la cara, veo que me crees, que algo dentro de ti te dice que
llevo razón…
Eres mágica hija mía, todos los que pisan, los que han
pisado, esta casa lo son: unas son brujas, otros guardianes, hechiceros,
sirenas, tritones, locos, guerreros, hadas tristes, lobos…
La madre se dispone a besarla, ya es hora de dormir. “No,
mamá. Cuéntame más secretos por favor”. La madre sonríe tierna, ya no hay miedo
en su mirada, ahora está ávida de conocimiento, de descubrir ese mundo que
antes la aterraba. La besa en la frente y la arropa.
Poco a poco mi niña.
wuuuaaauu, yo también quería otra historia como la hija. Maravillosa tu forma de escribir y mostrarnos mundos nuevos... Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias! No sabes la ilusión que me hace este comentario, además, no se me ocurre uno mejor para inaugurar el blog. Un abrazo
EliminarPrecioso. Con ganas de más... :)
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue historia más bonita. Gracias!
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