DE MIEDOS Y TRANSICIONES
Una de las preguntas que me hicieron en Instagram fue: ¿Hay algo que te dé miedo en esta nueva etapa?. La respuesta es rápida y sin
vacilaciones: SÍ. Cuando la leí supe que escribiría sobre ello porque existen
esos miedos y son fuertes, lo que no sabía es que lo fueran tanto.
En cuanto
puse el título en el folio en blanco empecé a notar una presión en el pecho, un
nudo en los pulmones que no me dejaba coger aire bien. Me levanté con la excusa
de coger algo en la cocina pero cuando volvía y Él me preguntó: ¿Te pasa algo?
Supe que estaba teniendo un pequeño ataque de ansiedad. No es normal en mí, me
han dado muy pocos en mi vida y este no me lo esperaba para nada. Me senté
sobre sus rodillas muy agobiada, Él me pasaba la mano por la espalda y me
apretaba contra su cuerpo. Rompí a llorar mientras intentaba relajarme y
aceptar que sí, que estoy en un momento difícil pero necesario, que estoy
asustada, no, cagada. Que la incertidumbre por saber qué no quiero pero no
saber exactamente qué quiero me estaba pesando mucho más de lo que pensaba.
Sí tengo miedo, quiero encaminarme hacia una forma distinta,
hacia temáticas distintas de lo que he estado haciendo hasta ahora. Sé que
muchas de las personas que me leen esperan otra cosa, quizá lo que necesiten
sea eso otro que hacía, y aquí llega el primer miedo: que mi tendencia a
corresponder a las necesidades de los demás pueda más que lo que yo necesito.
Dicho así parece sencillo “Chica, haz lo que te dé la gana” me lo han dicho
millones de veces, pero mi cabeza se aturulla y me confunde y acabo sintiéndome
mal por no ceñirme a lo que me piden. Evidentemente esto es algo que debo
subsanar y en ello estoy, no es más que la búsqueda de aprobación en el
exterior, y creo que a estas alturas ya sabemos que eso nos aleja mucho de
nosotros mismos.
Otro miedo es a no encontrar mi camino, no se cuántas
personas me leeis por aquí, quizá pueda parecer que le doy mucha importancia
cuando es un pequeño blog y una pequeña cuenta de Instagram, pero mi cabeza va
más allá. Siempre he tenido la sensación de que había algo que tenía que hacer,
un proyecto grande que abarcara todos los ámbitos de mi vida. Conforme he ido
comprendiendo y descubriendo, he ido dándome cuenta que siempre se trata de ser
tú misma en cada uno de los aspectos de tu vida, no puedes ser de una manera
como madre, de otra forma como persona etc… Vya descubriemiento menos novedoso,
pero para mí ha sido difícil, sobre todo porque una cosa es saber y comprender
y otra muy distinta conseguirlo. He ido consiguiendo sacar mi Yo en todos los
aspectos de mi vida, solo me quedaba pendiente uno: mi profesión. Lo llamo
profesión por llamarlo de alguna manera, pero en realidad no se trata de verlo
como un trabajo, es como una tarea pendiente, algo que debo hacer y
desarrollar, de forma remunerada o no, y que me agobia cada día por no estar
haciéndolo. Por eso le doy tanta importancia, tantas vueltas… mi necesidad no
es llegar lejos, como se suele entender llegar lejos, mi necesidad es estar
satisfecha con esa parte, saber que estoy haciendo lo que tengo que hacer. Es
una exigencia interior.
Y aún no acabamos: tengo miedo a no ser capaz de comunicar
sin filtros. Si alguno me seguís de mi otro blog esto os parecerá absurdo. En
mi otro blog hablaba sin tapujos sobre mi sexualidad, incluso hice una
entrevista con The Tripletz sobre ello, pero la sexualidad para mí no es algo
difícil de transmitir, no me preguntéis por qué, no solo es que no me cueste,
es que me gusta. Me divierte y me motiva hablar sobre cómo yo la vivo de forma
concreta. Sin embargo transmitir cómo vivo la vida en general, mi visión del
mundo, cómo percibo y siento, los descubrimientos que hago sobre ciertas cosas,
como enfoco mis vivencias, los problemas y circunstancias… digamos que la base
profunda de mi vida, eso sí me da mucho miedo transmitirlo. Sin embargo es lo
que soy, es lo que mi entorno más valora en mí, lo que más satisfecha me hace
sentir cuando lo saco sin miedo.
Otro miedo es a no saber dar cohesión a esas millones de
ideas que me surjen, tengo una mente hiperactiva, tan creativa que me agobia,
de hecho en estos últimos meses que he estado falta de inspiración creo que ha
sido un mecanismo de autodefensa, de cortar un poco el aluvión de ideas porque
no me sentía preparada para realizar ninguna, por lo que solo me frustraban. Y
es que lo he dicho mil veces, pero no sé darme solo un poco, solo una parte, mi
naturaleza es darme entera. No puedo centrarme en una temática, mostrarme solo
en mi maternidad por ejemplo, o mostrar solo mi sexualidad, o mis cuentos…
siempre hay algo que se queda triste en mí. Yo quiero ser la cohesión de mi
proyecto, sin límites y sin miedos a los que me leen por una cosa me critiquen
o rechacen por hablar de otra.
Puff de verdad que me estoy sincerando, os estoy hablando
con el corazón en la mano, nunca me gustó eso de intentar ocultar las
debilidades. Cuando tuve problemas serios con mi cuerpo, recuerdo que otras
mujeres mas “veteranas” me dijeron: “No le digas a tu marido todo esto, no le
muestres tus defectos y lo que no te gusta de ti” recuerdo que aquello me chocó
bastante ¿Por qué ocultarle a mi pareja mis debilidades? Qué agotador es
intentar parecer siempre perfecta, sobretodo con alguien con quien tienes que
pasar tanto tiempo. Tomé la decisión de no coger ese consejo, ni en mi
matrimonio ni en la vida. No soy perfecta, tengo carencias que debo trabajarme
y que intento trabajarme día a día. Ya bastante trabajo es eso como para encima
tener que hacerlo mientras intentas que parezca que no las tienes.
Seguro que me dejo miedos en el camino, pero por no
extenderme os hablaré de un último miedo: el miedo a que mi cabeza me sabotee y
no consiga llevar a cabo nada de lo que me propongo. Ya no digo ni siquiera
conseguir que tenga “Éxito”, me refiero siquiera a dejarme hacerlo. Imaginad
que mi cabeza tiene una gran idea; escribir un libro maravilloso que me motiva,
me inspira y crees que puede ser precioso. No me asusta escribirlo, intentar
publicarlo y no poder, o ni siquiera publicarlo y que no se venda ni uno. Lo
que me asusta es sentarme a escribir el primer capítulo y que mi mente empiece
con su machaconeo: esto es malísimo, seguro que esto es lo que quieres
transmitir, quién querría leer esto, y tú crees que tienes algún talento? Con
esto lo único que vas a demostrar que eres un fraude. En este aspecto tengo
esperanza al menos, en Instagram os hablé de un libro que me ha hecho
comprender qué le pasa a mi mente y cómo cambiarlo. Haré una reseña del mismo
porque es muy sencillo y efectivo, al menos, para mí lo ha sido. En definitiva
este boicot viene de mi mentalidad fija, esta me dice que cualquier cosa que
hago va a ser juzgada, cualquier cosa va a ser una muestra de mi valía sin
opción a mejora: esto que has escrito es bueno, tú eres buena. Esto que has
escrito es malo, eres mala y anula todo lo bueno que hicieses hasta el momento.
Es curioso porque en otros aspectos soy todo lo contrario, la necesidad me ha
hecho caer y confiar en que podría mejorar, que el poder de crecer está en mí.
Que puedo equivocarme, pero puedo aprender de ello para superarme.
En fin, que el nudo de mi pecho se ha deshecho, la ansiedad
ha desaparecido y ya ha surgido la paz de saber que sí, que tengo miedo pero
eso no me detendrá. Ahora mismo hay en mi vida circunstancias que en teoría me
tendrían que asustar más, y si con ellas soy capaz de respirar hondo y decir
con toda sinceridad “Suelto y confío” esto no va a ser distinto.
Comentarios
Publicar un comentario