Espontánea
Si en vez de leerme prefieres escucharme: Yo nunca me he permitido ser espontánea, al menos, no del todo. Cada uno tiene su termómetro interno que determina los grados en los que es o no es algo. Puede que aparentemente sea más o menos espontánea que otras personas, pero finalmente lo único que importa es cómo te sientes. Cómo está tu termómetro interno. Yo un día me di cuenta de que quería, no, necesitaba ser más espontánea. No era algo que me hubiese planteado nunca pero me metí en la ducha y allí estaba esa certeza. Recapitulé sobre mi vida. Me vi de niña siendo tan empática de forma natural que podía percibir a la perfección que esperaban los demás de mí. No era un problema de ellos, no importa si mis padres lo dijeran de forma evidente, no importa si ellos ya sabían que no podían exigirme. Nada escapaba a mi percepción y yo sabía qué comportamientos los harían felices y, en mi lealtad hacia ellos y hacia las person...